Los sombreros de paja toquilla ‘plato fuerte’ en exportación.
Entre las calles Primero de
Mayo y Av. Quito, se esconde uno de los locales más antiguos de la ciudad de
Guayaquil, ahí se comercializa desde hace varios años, los sombreros finos de
paja toquilla de Montecristi, Jipijapa, Manabí, que le han dado tanto valor
como identidad al Ecuador.
Pero esto no fue siempre así,
en sus inicios, las personas los reconocían con el nombre de “Panama Hat”, esto
después de que el expresidente de los Estados Unidos Teodoro Roosevelt en el año de 1906, saliera en una foto, con
un admirable sombrero de paja de toquilla maniobrando los controles de una
máquina en los trabajos de construcción del Canal de Panamá, fue así que los medios
de ese entonces lo catalogaron de esa forma, sin conocer el origen real detrás
de ellos.
Jouberth Barberán Vélez de 80
años, quien se encuentra a cargo del almacén ‘Sombreros Barberán’, relata que
su trabajo lo ha realizado desde que era muy joven, aun cuando el Sucre se consideraba
en el País y lograba que sus obras fueran reconocidas.
La paja toquilla es un
tubérculo que se cultiva en las provincias de Manabí, Esmeraldas, Guayas y
Santa Elena, pues la misma debe ser sembrada en suelos húmedos para que el
producto final sea de excelente calidad. Esta palma tiene hojas anchas que
alcanzan los dos o tres metros de largo, y en su interior se encuentran las
hojas de color blanco, las mismas que son perfectas para la elaboración de los
sombreros.
Un sombrero es confeccionado
por lo menos con doce cogollos de toquilla, uno medio con 20 a 25, uno fino con
30 a 35; y para uno extra-fino entre 48 a 58 cogollos. Todo esto se
diferenciará en las ‘vueltas’ que se observe en un sombrero, porque de ello
dependerá su calidad y entre más vueltas contengan, su precio aumentará.
El trabajo de un sombrero,
demanda mucho esfuerzo y tiempo, Don Jouberth aclara que los más fáciles
requieren un lapso de 15 a 60 días, sin embargo uno extra-fino puede llevar
hasta 10 meses, y su valor oscila entre $150 hasta los $2000 respectivamente.
Don Jouberth, cuenta que todo
su trabajo se lo debe a su papá Carlos Barberán, gracias a él y su constante
lucha por varios países, el sombrero de paja toquilla fue reconocido al
Ecuador, él se percató que Estados Unidos compraba los sombreros a Panamá y a
Cuba, por lo que decidió explicarles su procedencia y una mejor negociación
para que importaran directamente desde nuestro país, así no sólo ellos ganaban,
sino también el producto artesano.
La mayor satisfacción de Don Jouberth,
es haber visto sus sombreros en personajes no solo del país, sino del
extranjero, entre ellos, al fallecido presidente Galo Plaza Lasso, al
secretario ruso Nikita Kruschev, al tenor Luciano Pavarotti, y hoy por hoy
hasta la reconocida cantante y actriz ‘Thalía’.
A los sombreros, se les debe
colocar la respectiva cinta, el cuero que va en el interior y si el cliente lo
solicita, se lo ‘bloquea’ o mejor dicho,
se le da forma. Barberán, ha sido reconocido por la Junta Nacional de Defensa
del Artesano, quien desde hace décadas premia su esfuerzo al no dejar morir tan
noble trabajo.
Entre los modelos que pueden
existir de este sombrero, se encuentran;
el Montecristi, Brisa, Cuenca liso, Cuenca varias randas, Ventilado,
Calado, Tropical y Torcido, los mismos que pueden ser de diferentes y vistosos
colores.
En el año 2012, el tejido
tradicional de paja toquilla del Ecuador fue reconocido por la UNESCO, como
parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ya que refleja la
cultura ancestral y milenaria de nuestros pueblos.
Hasta la actualidad Don
Jouberth no tiene una cantidad exacta de cuántos sombreros ha vendido, pero lo
que si no olvida, es que miles de ellos han pasado por sus manos o mejor aún,
han sido exportados a Perú, Venezuela, Francia, España, Italia y un sinnúmero
de países que no logra recordar.
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